martes, 13 de febrero de 2007

Tres besos sobre el desierto

Si me preguntas que paso?, no se que responderte.
Se besaron tres veces. Una vez en verano, otra para aprender a hacerlo mejor, y una tercera vez de despedida. Hacia calor, soplaba viento del desierto y los dos para conocerse tuvieron que emigrar del lugar
que les había dado nacionalidad.
En ese momento eran dos extraños en una tierra extraña, pero sin embargo ese era el lugar donde tenían que estar, y el momento era el exacto. Después jamas se repetiría.
Pasaron los años y el desapareció y ella se escondió en sus tierras.
Ella como una planta seca se vió a si misma en el reflejo de sus lágrimas marchitarse por no saber como conciliar tierras lejanas. Y creció de repente. De flor seca paso a hierba fuerte. No era única por fuera, pero por dentro ella sabía que olía a desierto, solo que en el bosque el desierto es tierra de cuentos.
El también creció, no se muy bien en que se transformo.
De vez en cuando ella me cuenta que el vive en el norte y que aveces le dice que la quiere. Pero el tiempo pasa, y el verso de que el amor lo puede todo, se queda en verso y de ahí no crece.
Desprendida de la tierra, arrancada del desierto, creció de una niña una mujer, y de esa mujer esta historia. No la se muy bien, nunca quise interrogar en demasía. Cuando cuenta de sus tres besos se transporta quien sabe a que desierto, y tengo miedo que jamas vuelva a Buenos Aires.

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